Copia y pega
Morón se encuentra a unos 60 kilómetros de Sevilla y está situada a los pies de la sierra de Montellano. Como su propio nombre indica, esta localidad durante algún tiempo sirvió de frontera entre los bandos de moros y cristianos, y de aquella época aún se conservan las ruinas de un castillo árabe. Durante el siglo XVII las rivalidades entre los señores principales de esta villa, en pugna por conseguir una representación en las autoridades locales, le confirieron el carácter de pueblo rebelde y difícil de gobernar. En este período el ayuntamiento de Morón estaba obligado a pagar tributo a la Chancillería de Granada, pero el descontento de la población ante esta humillación y la rebeldía de los ediles del ayuntamiento ponía cada vez más difícil la recaudación de este tributo. La Chancillería granadina, allá por el año 1650, nombró al más enérgico de sus recaudadores para poner las cosas de una vez en su sitio. Al cabo de varias visitas, el receptor de los impuestos era ya conocido como el Gallo de Morón, debido a su tendencia a repetir ante el pleno del ayuntamiento de Morón la frase "en este corral no canta más gallo que yo", cada vez que algún regidor hacía intento de llevarle la contraria.
Los representantes de la autoridad local, hartos ya de la pedantería del recaudador, decidieron poner punto final al asunto y tomarse la justicia por su mano. Así que, tras una de las reuniones con el recaudador, y tras soportar que explicase gravemente, con semblante serio y voz firme, la obligación de pago y las sanciones por demora en las que incurrirían si no le hacían entrega allí mismo de la cantidad señalada, le hicieron entrega del tributo.
Al atardecer de ese mismo día, cuando el recaudador caminaba por el camino de Ranillas, un grupo de personas -entre los que se dice que se encontraban varios señores del ayuntamiento- asaltaron al recaudador y, tras despojarle de todo lo que llevaba encima con excepción de su camisa, le dieron una paliza con varas de acebuche y lo dejaron gimiendo desnudo en la cuneta.
Al poco tiempo, la noticia de que habían desplumado al recaudador se había extendido por todo el reino y el genio popular compuso esta canción:
"No te vayas a quedar como el gallo de Morón,
sin plumas y cacareando,
en la mejor ocasión".
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